¿Qué medidas de seguridad tienen las tarjetas empresariales?

Las tarjetas empresariales se han convertido en una herramienta clave para administrar gastos, facilitar pagos y mantener el control financiero de la compañía. Sin embargo, su uso también implica una gran responsabilidad y riesgo. 

Los fraudes financieros, la suplantación de identidad o el uso indebido de los fondos corporativos pueden poner en jaque la estabilidad económica de una empresa. 

En este artículo exploraremos cuáles son las medidas de seguridad de las tarjetas empresariales, cómo funcionan y qué acciones pueden tomar las empresas para reforzar su propia seguridad.

¿Por qué es indispensable la seguridad en las tarjetas empresariales?

A diferencia de las tarjetas personales, las corporativas suelen tener mayores límites de gasto y múltiples usuarios autorizados, lo que amplía el riesgo. 

Por ejemplo, un colaborador que utiliza su tarjeta fuera de las políticas internas, o un intento de fraude por parte de terceros, pueden comprometer la estabilidad del presupuesto empresarial. 

Además, los ataques cibernéticos y el fraude con tarjetas continúan evolucionando. Los ciberdelincuentes emplean tácticas cada vez más sofisticadas, desde el phishing hasta la clonación de datos o el robo de credenciales digitales. 

Esto exige que las empresas mantengan sus métodos de protección actualizados y capaciten a su personal en el uso responsable de los medios de pago.

Niveles de seguridad que aplican a las tarjetas empresariales

La seguridad de las tarjetas empresariales se compone de varios niveles que actúan de manera conjunta para proteger tanto al usuario como a la empresa. 

Estas medidas van desde las herramientas tecnológicas que ofrece el emisor de la tarjeta hasta las políticas internas que implementa cada organización. 

Medidas visibles para el usuario de la tarjeta

Las primeras capas de protección son las más tangibles para el usuario. Hoy en día, la mayoría de las tarjetas empresariales incorporan tecnología con chip (EMV), que dificulta la clonación, y sistemas de autenticación mediante PIN o biometría, que aseguran que solo el titular autorizado pueda utilizarlas.

También se han popularizado las tarjetas virtuales o de un solo uso, ideales para pagos en línea o suscripciones, ya que eliminan el riesgo de exposición de los datos principales. 

A esto se suman funciones de bloqueo temporal, notificaciones instantáneas y límites de gasto configurables, que brindan un control inmediato ante cualquier actividad sospechosa.

Medidas de control interno en la empresa

La seguridad no depende solo del banco o del emisor, sino también de las políticas internas que establezca la organización. Es fundamental definir roles y permisos claros, indicando quién puede usar cada tarjeta, con qué propósito y hasta qué monto.

Además, el monitoreo constante de las transacciones permite detectar gastos fuera de las políticas o patrones inusuales. Herramientas digitales especializadas ofrecen alertas automáticas y reportes detallados, lo que facilita la conciliación de gastos y refuerza la transparencia. 

Medidas tecnológicas y de infraestructura

En el nivel más técnico, los emisores de tarjetas empresariales emplean soluciones avanzadas para garantizar la integridad de los datos. Entre ellas destacan la encriptación y la tokenización, que evitan que la información sensible viaje en texto plano durante una transacción.

Asimismo, los sistemas de detección de fraude utilizan inteligencia artificial y análisis de comportamiento para identificar movimientos inusuales en tiempo real. 

Estas medidas se complementan con el cumplimiento de normas internacionales como el PCI DSS, que regula el manejo seguro de datos de pago, y la autenticación multifactor (MFA), que añade una capa de protección al acceder a plataformas o aprobar operaciones.

Buenas prácticas para implementar en tu empresa

Conclusión

Las tarjetas empresariales, cuando se usan con políticas claras y herramientas adecuadas, se convierten en un aliado estratégico que impulsa la eficiencia, la transparencia y la confianza en cada transacción.

Cada capa de seguridad contribuye a crear un entorno financiero más sólido y confiable. Implementar estas medidas no solo reduce riesgos, sino que también garantiza que los fondos de la empresa se utilicen de forma responsable y productiva.

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